Se trata de políticos, arqueólogos aficionados, cantantes, aviadores, y un largo etcétera que, a su manera han marcado la historia de Audenge. ¡Descubrámoslos!
Fechas:
- 1275: mención de la mota castral del Domaine de l’Escalopier.
- 1764: llegada del primer salinero.
- 1798: Dauberval adquiere el antiguo castillo señorial de Certes.
- 1836: el municipio se convierte en propietario de 4.000 hectáreas de landas así como de todas los terrenos del centro de la ciudad.
- 1843: Ernest Valeton de Boissière hereda el Domaine de Certes.
- 1848: primeros vestigios descubiertos en el yacimiento arqueológico de La Vignotte.
- 1865: los hermanos Goncourt en Audenge.
- 1878-1880: construcción de la iglesia Saint-Paul.
- 1905: construcción de la Villa Isabelle.
- 1912: construcción de la escuela Cours Gambetta, hoy mediateca.
- 1917: llegada de los leñadores canadienses.
- 1978: fin del servicio ferroviario a Audenge.
- 2007: construcción de la lonja.
- 2023: inauguración del parque público ajardinado
Relatos de la pequeña historia
Los textos proceden de boletines y libros publicados por la Société Historique et Archéologique d’Arcachon.
El aduanero arqueólogo
En La Vignotte, un antiguo aduanero halló restos que databan de la Edad del Hierro y del período galorromano. Charles Braquehaye, miembro fundador de la Societé archéologique de Bordeaux, habla así de los objetos hallados en La Vignotte.
“En 1873, el Sr. Dumur, antiguo empleado de aduanas, me informó de unos importantes descubrimientos que había realizado, en 1848, en un campo llamado “la Vignotte” del que era propietario, y que estaba situado en el municipio de Audenge. En la arena de que se compone el terreno de la zona, había descubierto, a unos 50 cm de profundidad, un gran número de pequeñas vasijas negras, colocadas de cuatro en cuatro en cada esquina de unas baldosas de terracota de unos 10 cm de lado. En la misma zanja se halló asimismo cerámicas y jarrones, algunos rojos y otros grises y negros, diversos objetos de vidrio, platos y frascos así como una estatuilla de terracota representando a una mujer desnuda (seguramente Venus), otra cabeza también femenina y una más grande de un hombre con barba.
Lamentablemente, todos estos insólitos restos habían desaparecido desde hacía ya más de veinticinco años. De hecho, el Sr. Dumur había regalado las piezas más importantes a su jefe, el entonces director de Aduanas de Burdeos Sr. du Koly y, tras la muerte de este eminente conocedor su colección había sido vendida en París. Los niños habían usado los jarroncitos como juguetes durante muchos años, destruyendo, según me han dicho, por lo menos un centenar de ellos.
En 1874, viajé a Audenge donde el señor Bézian, juez de paz y miembro corresponsal de la Comisión de los Monumentos Históricos, me aseguró que había visto con sus propios ojos una gran cantidad de vasijas y demás restos que habían sido desenterrados y que remontaban probablemente a la época de la ocupación de la Galia por los romanos. Las pequeñas vasijas negras elaboradas en arcilla fina, carecían de asas y sus panza tenía la forma hinchada de una pera. La disposición simétrica y el gran número de baldosas, cada una de las cuales soportando cuatro pequeñas vasijas similares indicaban, sin duda alguna, una finalidad funeraria.”
El castillo perdido y recuperado
Durante la Edad Media, dos motas castrales (antigua construcción defensiva que consistía en una torre asentada sobre un montículo de tierra) se erigían en el territorio, a Certes y a l’Escalopier. Actualmente aún visibles, la mota de Certes data del siglo XIX y la de l’Escolapier aparece documentada en un texto de 1275. Miembros de la Société Historique et Archéologique d’Arcachon et du Pays de Buch visitaron las ruinas del yacimiento de l’Escalopier.
“De los antiguos fosos situados al pie del mayor de los montículos en el que se había construido el castillo, se extrajeron una quincena de grandes piezas de madera que fueron amontonadas en diversas zonas del campo vecino. Al haber permanecido inmersas en agua salada durante seis siglos, estas vigas se habían salvado del deterioro que hubieran podido ocasionar insectos, musgos, hongos o la propia temperatura. Su aspecto era fibroso y parecían madera carbonizada. Tenían entre 30 y 33 centímetros de diámetro. No había ninguna que estuviera entera; todas parecían rotas. Una de ellas, una viga de caballete de unos dos metros de largo con las muescas características de las piezas destinadas a ser ensambladas, fue transportada con otras al ayuntamiento de Audenge con el fin de resguardarlas.
De una de las mayores piezas, extrajimos una sección de madera para poderla examinar y datar. El departamento de la Universidad de París, que debía dar una facha utilizando el método de los anillos de crecimiento de los árboles (dendrocronología), no pudo aportar ninguna respuesta por bien que el corte fuera excelente. Junto con el limo, la draga extrajo cantidades de conchas de ostras, lo que indicaría un consumo habitual y general de estos moluscos en los siglos XIII y XIV.
El lodo desbordó a ambos lados de las zanjas y se secó. Un minucioso examen de la superficie de estos desbordamientos permitió obtener numerosos fragmentos que bien podrían pertenecer a grandes ollas y jarras domésticas. Estas cerámicas grises fueron datadas del siglo XIV. Por último, se encontraron fragmentos de tejas romanas. El emplazamiento del castillo, las vigas y los restos de cerámica fueron examinados sucesivamente por el Sr. Gautier, Director de Antigüedades, el Sr. Thierry, corresponsal del Servicio de Antigüedades para nuestra región, y por el Sr. Fayolle-Lussac, profesor de la Escuela de Arquitectura de Burdeos. Todas las opiniones coincidieron: se trataba efectivamente del emplazamiento de un castillo feudal de los siglos X-XII, típico en muchos aspectos.”
Jules and Edmond de Goncourt en Audenge
En 1865, los dos hermanos Goncourt visitaron Audenge. Les sorprendió mucho saber que el célebre Dauberval había vivido en Audenge. Relato de su visita.
“Una sorpresa nos esperaba en Audenge, un pequeño pueblo medio hundido en la arena. Habíamos entrado en casa del cartero durante un relevo. Dos medallones que decoraban la pared atrajeron la mirada de Jules de Goncourt. Se trataba de los retratos del famoso bailarín Dauberval y de su esposa, muy finamente ejecutados. Debajo del primero figuraba la mención: “Jean Bercher Dauberval, nacido el 19 de agosto de 1742” y debajo del segundo, “Théodore Dauberval” con estos dos lemas: “Sus talentos seducen, su espíritu cautiva” y “Sólo la amistad puede apreciar su corazón”.
Por lo demás, para ella, ni edad ni lugar de nacimiento, sin duda por galantería. Esta cabeza de Teodoro, peinada al estilo antiguo, era de una gran belleza. Ambos retratos habían sido dibujados por Lefèvre y grabados por Ledoux.
Asombrados, como no es de extrañar, por semejante hallazgo en medio de las landas, me enteré por el viejo cartero que el señor Dauberval había sido propietario de unos terrenos entre Audenge y Lanton. ¡Y qué terrenos, Dios mío! El caballo de tiro que nos llevó se hundía en ellos hasta las rodillas.”
Un médico, un sacerdote y una boda
Vincent Broton era un sacerdote de origen español, párroco de Audenge desde 1820. Numa Bézian era el médico del pueblo. Una disputa obligó al Sr. Bézian a cambiar sus planes de boda.
El Sr. Bézian estaba charlando en la calle con un amigo del cura cuando una muchacha “que vivía en la propiedad del Padre Broton” pasó por delante de ellos:
—Doctor -observó el amigo del cura-, parece que esta chica esté embarazada.
—En efecto -respondió Bézian-, tiene mucha barriga. Sin duda está embarazada.
¿Hablaba el doctor con ironía? La narración no lo precisa, pero cuando la conversación fue contada al padre Broton, éste rompió con Bézian, con quien siempre había mantenido excelentes relaciones y que era su médico; un médico que nunca le había cobrado honorarios y que siempre había contestado al sacerdote, cuando éste le preguntaba lo que le debía: “No se preocupe padre, no es nada.
El funcionario de sanidad comprendió que el asunto iba en serio cuando se percató que su disputa con el Sr. Broton era definitiva. Exigió entonces los honorarios por sus servicios anteriores. Los reclamó tres veces y luego llevó al padre Broton ante el juez de paz.
El día de la vista, la sala estaba llena. El juez y el sacerdote intercambiaron el siguiente diálogo:
El juez: ¿Reconoce usted que debe al Sr. Bézian la suma que le reclama en concepto de tratamientos y medicinas?
El padre Broton: No debo al Sr. Bézian todo lo que me reclama. Algunas veces le di algo de quina, cosa que debería tener en cuenta.
Reconociendo el hecho. el Sr. Bézian dedujo inmediatamente el valor de las tomas de quina de su factura.
El juez: ¿Reconoce que debe al Sr. Bézian la suma restante?
El padre Broton: No, en virtud del artículo del Código Civil relativo a la prescripción, declaro que no debo nada al Sr. Bézian.
El juez: ¿Juraría usted no deberle nada al Sr. Bézian?
El padre Broton: Juro que, en virtud del artículo del Código Civil, no debo nada al señor Bézian. Tres años más tarde, Numa Bézian quiso casarse con Pétronille Duvignau, pero no quería que su matrimonio fuera bendecido por el párroco Broton. Por ello, la pareja decidió casarse en Gujan.
Los ostricultores salinores
En el siglo XVIII , el marqués de Civrac decidió instalar parques ostrícolas en su finca.
Los cultivaban los salineros.
Cuando, en 1764, el marqués de Civrac se lanzó a la aventura de la cría de ostras, los objetivos que tenía en mente eran limitados y precisos: cultivar ostras verdes, como en Marennes, y vender esta producción en los mercados donde los precios eran elevados, como París y Versalles.
Habiendo supuesto que la producción de ostras estaría asociada a la de sal –o como mínimo que sería paralela y complementaria–, Civrac había previsto que los salineros produjeran ostras a lo largo de los diques.
El contrato de los salineros especificaba la duración de su compromiso, que sería de 20 años, sus condiciones laborales y las prestaciones sociales. Recibirían una dote de 120 libras en caso de matrimonio. El contrato especificaba que, además de trabajar en las marismas salinas, debían “como en Saintonge, mantener tres estanques someros de agua salada aptos para la producción de ostras verdes con una capacidad para entre 50.000 y 60.000 ostras. No podrían coger estas ostras, que pertenecen al Señor”.
Ernest Valeton de Boissière y la noción de Herencia
Ernest Valeton de Boissière era contrario al concepto de herencia. Creía que los hijos no tienen ningún derecho a heredar de sus padres. Para él, la herencia pertenece al Estado que la utiliza para desarrollar e impulsar la educación y la enseñanza. En 1889, expuso sus ideas en un folleto en el que también aludía al popular general Boulanger.
“Hace cien años nuestros antecesores abolieron los privilegios hereditarios de la nobleza. Para el sufragio universal de 1889, abolir los privilegios hereditarios de la fortuna sería algo glorioso.
Para nosotros, basta con quererlo; un voto es suficiente.
Los derechos de los hijos que establece la legislación francesa a heredar de sus padres, son un vestigio de los prejuicios monárquicos. Es tiempo de revisarlo.
En los Estados Unidos de América, los padres pueden desheredar a sus hijos en toda libertad.
Cuando muere el capitán de un barco ¿consideran ustedes que su hijo es quien debe ser capitán? Pues bien, no hagan millonario al hijo de un millonario.
La fortuna es una fuerza poderosa: en buenas manos es fértil para el progreso; en malas manos es perjudicial o estéril.
Así, puesto que los hijos no tienen ningún derecho sobre la herencia de sus padres, esta corresponde a la nación, al Estado.
En vida, los padres pueden disponer de sus bienes como lo deseen; pueden transmitirlos a sus hijos por donación entre vivos a cambio, por ejemplo, de una renta vitalicia. Pero cuando fallecen, su testamento muere con ellos y no puede tener efectos póstumos; hay que negarles el derecho a testar.
El pueblo francés está resentido, y con razón. Agobiado por impuestos indirectos que quitan entre la quinta o cuarta parte de los salarios a los trabajadores; con un trabajo obstaculizado por tasas profesionales, sellos, registro, transferencias, etc.
Pero existe una forma muy sencilla de eliminar todos estos motivos de resentimiento y descontento, que consiste en votar a favor de la herencia estatal absoluta, que reportará entre 4.000 y 5.000 millones de recursos presupuestarios.
Este es el salvador ideal, sin necesidad de ningún César que lo encarne.
Por otra parte, el Estado tiene el estricto deber de garantizar a todos los niños la igualdad en el desarrollo de sus facultades físicas e intelectuales; es una consecuencia de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, una obligación que representa un gasto anual de más de dos mil millones.
Los salarios de los maestros han de ser lo suficientemente altos como para atraer a sus filas a la élite de la nación. Los niños han de tener el derecho a una educación, a una vestimenta digna y adecuada y a una alimentación, y han de poder presentarse gratuitamente a oposiciones para cursar estudios superiores. Las madres pobres deberían incluso recibir ayudas en el período previo al parto y quince días después, como se hacía en algunos establecimientos industriales de Mulhouse.
¡Cuánta prosperidad ganaría Francia con el desarrollo de tantas inteligencias que hoy permanecen atrofiadas! ¡Y los propios hijos de los ricos, que en su mayoría viven en la holgazanería, la ignorancia y el libertinaje! Estarían obligados a trabajar y a utilizar la superioridad intelectual que debería resultar de su filiación.
Se me ha rebatido que los padres de familia ya no tendrían el mismo empuje para el trabajo. ¿Cómo? ¿Sería esta la solución para saciar nuestra sed de oro? Pero, ya lo hemos dicho, si los padres confían en sus hijos, pueden transmitirles sus bienes en vida, como lo hacen muchos de nuestros campesinos que entregan a sus hijos, a cambio de una pensión, el patrimonio que tanto sudor les ha costado.
La burguesía luchará con todas sus fuerzas contra la ley que establezca la herencia estatal; el Senado se opondrá; por esto necesitamos un voto irresistible.
¡Adelante, trabajadores! Constituid el gran partido de la herencia estatal. Tenéis de vuestro lado el derecho, el número, la fuerza, ¡utilizadlos para la salvación de la patria! Designad sólo a diputados honrados y firmes que se comprometan a votar, desde el comienzo de la sesión legislativa, a favor de la herencia absoluta del Estado, contra el derecho a testar y la transformación obligatoria de todos los títulos al portador en títulos nominativos. ¡Que estos sean los Cuadernos de 1889! Se dice que muchos republicanos, cansados del statu quo en el que estamos estancados, han decidido votar a la Boulange, con el objetivo de provocar una crisis violenta de la que pudiera surgir el bien. Votando por la herencia estatal, obtendrán una transformación superior a todo lo que su Boulange podría procurarles, y no correrán el riesgo de perder la República.”
El tío de América
Ernest Valeton de Boissière, que tenía ideas anticlericales y socialistas muy firmes, fue también discípulo de Fourrier y de Saint Simon. Opuesto al emperador Napoleón III, tuvo que abandonar Francia.En 1869, se marchó a Estados Unidos donde compró, en Kansas, 1.300 hectáreas de terreno inculto. Allí hizo realidad su sueño de una empresa socialmente ideal. Fueron plantados viñas, bosques, cereales y árboles frutales. Se levantaron inmensos edificios en los que se podía dormir, trabajar e instruirse. Y una escuela y una biblioteca con 2.500 libros fueron acondicionadas. La producción de seda constituía una actividad importante. La finca era conocida localmente como Silkville, la ciudad de la seda. Obtuvo varios premios en la Exposición Universal de Filadelfia de 1876 y en la de París de 1886. Ernest Valeton de Boissière regresó a Francia en 1892. Donó Silkville a una organización benéfica estadounidense, que la convirtió en un orfanato.
« El caso » de la Iglesia
La ciudad de Audenge ha tenido 2 iglesias. La primera se encontraba cerca del actual cementerio, donde se sitúa la rotonda del monumento llamado la Tonne à Jeannot. En 1841 el edificio que estaba en muy malas condiciones exigía reparaciones, sobre todo a nivel del campanario, un tema que enfrentó a los lugareños. Rápidamente se habló del “caso” de la iglesia.
- 1852: se informa a la Prefectura del mal estado de la iglesia.
- 1865: el cardenal solicita que se reconstruya la iglesia en otro lugar. El párroco, Jean-Joseph Delzangles, está de acuerdo.
- 18 de febrero de 1872: el Consejo Municipal decide, por 7 votos contra 3, la construcción de una nueva iglesia en Les Places. Para sufragar los gastos se venderán o cederán landas municipales. Paralelamente, para inspeccionar la iglesia se nombra oficialmente al arquitecto Jean Jules Mondet que determina que no se puede reparar y que hay que construir una nueva. Sin embargo, muchos habitantes de Auden están apegados a su antigua iglesia y mandan una petición al prefecto.
- 1873: el alcalde Jacques “Chéri” Duvigneau escribe al Prefecto solicitando que se vuelva a construir la iglesia tal como era originariamente, ya que las reuniones del consejo municipal se están volviendo tormentosas y algunos vecinos amenazan con no dejar que se les entierre en el cementerio si se traslada la iglesia. Por razones de política nacional, Jacques “Chéri” Duvigneau es destituido de su cargo de alcalde. Su sucesor se opone a la construcción de una iglesia en Les Places.
- 1876: Jacques “Chéri” Duvigneau recuperó su cargo de alcalde. Un decreto es firmado por el Presidente de la República autorizando la construcción. El derribo de la antigua iglesia fue decidido por una resolución del Consejo Municipal, los materiales siendo reutilizados para construir la nueva iglesia. El nuevo emplazamiento se eligió en el “champ de foire” (recinto ferial) situado a equidistancia entre el Bourg y Certes.
- 1878: comienza la construcción bajo la dirección del arquitecto Mondet.
- 7 de septiembre de 1880: acta de recepción de la iglesia Saint-Paul, seguido de la entronización de la estatua de Saint Yves del siglo XVII.
La santa salchicha
Ernest Valeton de Boissière falleció el 12 de enero de 1894.
El 17 de diciembre de 1899, el Consejo Municipal de Audenge decidió que “para perpetuar y honrar la memoria del Sr. De Boissière, benefactor de las escuelas, se decide que cada año, en la fecha aniversario de su muerte, se organice un peregrinaje hasta su sepulcro. Que este día, todos los alumnos, sin excepción, sean conducidos por sus profesores a la tumba del Sr. De Boissière donde desfilarán en procesión”. Cada 12 de enero, la comida del comedor, que consistía en una sopa de verduras con pan y un plato de legumbres, se mejoraba añadiendo una salchicha. Era día de regocijo. De ahí el nombre de Santa Salchica (“Sainte Saucisse”). En los años 1960, la salchicha se sustituyó por una merienda. Esta tradición que cesó hacia 1970 ha resurgido estos últimos años.
El traslado y transporte de la estatua de Saint-Yves
Saint Yves es un santo bretón, patrón de los marineros y de los abogados y considerado un santo sanador en Audange. El 19 de mayo, día de la festividad del santo, numerosos peregrinos acuden para pedirle ayuda. Para ello, colocan un paño sobre la estatua en la parte de su cuerpo donde tienen alguna molestia, luego aplican el paño sobre su propio cuerpo o el de un enfermo que no ha podido peregrinar.
La estatua tuvo que ser trasladada de la antigua iglesia a la nueva de Audenge. Al llegar al puente sobre el arroyo Ayguemorte, la leyenda cuenta que los 4 hombres que transportaban la estatua “milagrosa” fingieron dejarla caer al arroyo. Aquel mismo año se dice que sufrieron una parálisis.
Los canadienses de Audenge
En 1916, los aliados de la Primera Guerra Mundial se quedaron sin madera para construir trincheras y vías férreas. El gobierno francés temía que el bosque fuera devastado por talas indiscriminadas de personas desesperadas por conseguir madera. Se decidió recurrir a leñadores canadienses. En junio de 1917, dieciocho equipos pertenecientes al cuerpo forestal canadiense fueron movilizados en el bosque de las Landas de Gascuña. Durante su estancia, ayudaron regularmente a la población local y establecieron numerosos contactos. Tanto es así que algunos forestales se casaron con muchachas de Audenge.
Centro de atención sobre los plátanos de Audenge
El 8 de febrero de 1889, el ayuntamiento de Audenge decidió plantar plátanos para sustituir a las acacias que estaban en la Allée de Boissière, en el Boulevard Gambetta y alrededor de la nueva iglesia. Actualmente todos estyos plátanos están catalogados mediante una pequeña placa colocada en sus troncos.
Los plátanos son sensibles al cancro coloreado, una enfermedad causada por un hongo microscópico muy contagioso y mortal para el árbol infectado. Un árbol afectado se ha de talar, junto con cualquier otro que esté cerca, para proteger a los demás árboles. Es lo que sucedió en 2016 cuando la ciudad, en virtud de un decreto de la prefectura, tuvo que cortar y arrancar las raíces de 72 plátanos cerca de la iglesiaEn el curso de estos últimos años se instalaron cajas nido para golondrinas comunes, aviones comunes y vencejos comunes y combatir de esta manera a los mosquitos.
- 1889: año de la plantación de los plátanos
- 222 plátanos (número de plátanos en el parque paisajístico y en la calle rue du marché)
- 25 a 35 m de altura
Centro de atención sobre las esculturas del parque
Varias obras de arte, creadas por artistas locales, se pueden contemplar en el Parque paisajístico.
“Te are nuy” (La gran ola en maorí), de Dominique Pios, realizada en madera de sequoia, la obra representa a la vez una mujer y una ola con la que el artista pretende “estimular la imaginación”.
“Aque”, de René Tamanini, presenta cuatro delfines, asociados a los 4 puntos cardinales y a los 4 elementos: agua, tierra, fuego y aire. Para el artista, los delfines simbolizan la armonía y el equilibrio entre los seres humanos, los animales y la naturaleza. Sus ojos son un vitral que utiliza los mismos colores que los del antiguo logotipo de Audenge antes de ser rediseñado: verde, naranja, azul y blanco.
“ALMAIRIS” o “Árbol de vida”, realizado por los artistas Soco y CRE.ART METAL, simboliza tanto la solidez y la inmortalidad como nuestros bosques. De este árbol de vida de metal cuelgan esferas de cerámica que representan los continentes y las regiones polares. Para el artista Soco, se trata “de estar todos unidos para salvaguardar nuestro hermoso planeta azul”.
François Eymery de Durfort (1727-1773)
François Eymery de Durfort, marqués de Civrac, fue barón de Audenge y señor capitular de Certes.
Dio a Audenge parte de su actual entorno y estilo de vida.
La creación de las salinas y su explotación implicaron la necesidad de una mano de obra extranjera. Fue así como treinta y dos salineros llegaron de Saintonge. Para alojarlos, el marqués creó un nuevo barrio, Les Places, que forma parte hoy en día del centro de la ciudad de Audenge.
Jean Bercher dit Dauberval (1742-1806)
Jean Bercher llamado Dauberval era bailarín y coreógrafo así como maestro de ballet en la Ópera de París y en el Gran Teatro de Burdeos.
En 1798, Dauberval adquirió el antiguo castillo señorial de Certes para su esposa Madeleine Crespe, conocida como “Mademoiselle Théodore”, primera bailarina del Gran Teatro de Burdeos. Tras su muerte, Dauberval no supo gestionar el Domaine de Certes. Pidió dinero prestado, arrendó tierras, especuló y se arruinó. El escenario cerca de la iglesia lleva el nombre de esta pareja.
Jean Frix Numa Bézian (1800-1879)
Jean Fritz Numa Bézian fue médico en Audenge antes de ser elegido alcalde entre 1830 y 1845. Gracias a él, en 1836, el municipio adquirió 4.000 hectáreas de landas así como la totalidad de los terrenos del centro urbano, motivo por el cual Audenge le debe, en parte, su patrimonio actual. Jean Fritz Numa Bézian era el abuelo de la cantante Jeanne Saulier.
Ernest Valeton de Boissière (1811-1894)
En 1843, Ernest Valeton de Boissière heredó el Domaine de Certes. Transformó las marismas salinas en estanques para peces y plantó pinos marítimos en la landa.
Compró varias casas de salineros que transformó en una guardería y escuela infantil, también construyó un comedor para dar de comer gratis a los niños. Donó estas dos instalaciones al municipio. Ernest Valeton de Boissière está enterrado en su finca de Certes.
Jeanne Saulier (1865-1940)
Marie-Jeanne Sauclière, conocida como Jeanne Saulier, fue cantante y nieta de Numa Bézian.
Tras obtener el primer premio de piano en el Conservatorio de Burdeos, se trasladó a París para probar suerte. Contratada por el Théâtre des Variétés, actuó y cantó en numerosas operetas, como Orphée aux enfers, La vie Parisienne y La fille de Madame Angot. La casa de Jeanne Saulier en Audenge aún existe y se sitúa en la avenida del Vieux Bourg; actualmente es una propiedad privada.
Jacques Duvigneau (1832-1902)
Jacques Duvigneau, conocido como “Chéri”, fue alcalde de Audenge de 1870 a 1885, consejero general y diputado de la Tercera República.
Audenge le debe la nueva iglesia, la estación de ferrocarril, el nuevo ayuntamiento y la avenida que une la estación con la iglesia. Al final de su mandato como alcalde, le sucedió su hermano Armand Duvigneau. Su casa hace esquina entre la calle del Puerto y las alamedas de Boissière. Es una propiedad privada.
Armand Duvigneau (1844-1928)
Armand Duvigneau, que era el hermano menor de Jacques “Chéri” Duvigneau, fue alcalde de Audenge de 1885 a 1922.
Continuó el desarrollo del “nuevo Audenge” que había iniciado su hermano. Entre sus logros figuran el jardín público, la avenida de los plátanos del bulevar Gambetta y el puerto, dotado de un esclusa de limpia que más tarde se convertiría en una dársena para bañarse. Gracias a él, los habitantes de Audenge también pudieron disponer de electricidad.
Los hermanos Duvigneau hicieron entrar Audenge en el siglo XX.
Charles Belin (1860-1937)
Charles Belin era un farmacéutico originario de Burdeos propietario del Domaine de L’Escalopier desde 1907. Hizo construir la villa Isabelle, que lleva el nombre de su hija.
Su yerno, Raoul Brun, instaló en Audenge un aserradero que fabricaba cajas de madera que se enviaban por tren a toda Francia. Los vagones eran directamente cargados en el interior mismo del edificio. El aserradero-carpintería empleaba a mucha gente del municipio, sobre todo mujeres de Audenge.
Pierre Labat (1920-2013)
Pierre Labat, era licenciado por la escuela École des Hautes Études Commerciales.
Ejerció su vida profesional en Francia y en Mali para, finalmente, retirarse a Audenge, donde había nacido. Ingresó en la Société historique et archéologique d’Arcachon, de la que fue nombrado Presidente en 1984 y, posteriormente, Presidente Honorario en 2005. Ha escrito mucho sobre la historia de Audenge, con gran rigor científico. La historia que describe sigue siendo accesible, sin ser “ni demasiado ni insuficientemente erudita”. En 2011, Pierre Labat recibió la medalla de la ciudad de Audenge.
Louis Delrieu (1889-1976)
Louis Delrieu fue un aviador que se distinguió en las 2 Guerras Mundiales.
Contratado por la empresa Société des Lignes Aériennes Latécoère en 1919, inauguró el primer enlace aeropostal entre Casablanca y Dakar en 1923, un largo y peligroso trayecto de 2.765 km. Fue uno de los pilotos más legendarios de las líneas Latécoère, que finalizó su carrera como comandante de aeródromo, primero en Nantes y luego en Ajaccio. Louis Delrieu, condecorado con la Croix de Guerre, también era Oficial de la Legión de Honor y Oficial del Águila Blanca (la más alta distinción de Serbia). Vivió y murió en Audenge.
Pierre Barreau (1918-1993)
Pierre Barreau, conocido como “René”, fue maestro de escuela, concejal de Audenge de 1971 a 1983 y miembro de la Société Historique d’Arcachon et du Pays de Buch.
Apasionado por la arqueología, escribió principalmente sobre sobre el yacimiento de La Vignotte que fue ocupado desde la Edad del Hierro hasta la Edad Media. Pierre Barreau fue también secretario de la sociedad de natación “La Mouette”. Gracias a él, la piscina lleva el nombre de Emile Ortel.
Robert Gadou (1919-2008)
Robert Gadou era marinero a bordo del submarino Amazone. En 1941 se alistó en las Fuerzas Francesas Libres para, en 1942, incorporarse al Premier Bataillon de Fusiliers Marins Commandos, con el que llevó a cabo misiones de inteligencia.
El 6 de junio de 1944, Robert Gadou desembarcó en la Pointe du Hoc (Normandía) con los comandos del comandante Kieffer. Participó en la liberación de Ouistreham, del puente Pegasus (para cruzar el rio Orne) y de Amfreville. El 10 de septiembre de 1945 recibió la Medalla Militar y, en 2004, la Legión de Honor. Al jubilarse, se instaló en Audenge, donde había vivido parte de su juventud.
Camille Descas (1857-1933)
Camille Descas era miembro de una acaudalada familia bordelesa comerciantes de vino que compró el Domaine de Certes.
En 1906, decidió transformar el Domaine, añadiendo un mirador al castillo y rediseñando la planta baja. En el parque, hizo excavar un estanque y acondicionar una gruta falsa y amplió y modernizó los edificios de la granja. Uno de sus hijos, Roger Descas, fue alcalde de Audenge de 1925 a 1944.
Allées Ernest de Boissière – 1893
Aquí se encontraba el barrio de Les Places que el marqués de Civrac (1727-1773) había hecho adecuar y donde fueron construidas casas para los salineros de Saintonge que trabajaban en las marismas salinas del Domaine de Certes.
Ernest Valeton de Boissière (1811-1894) era el propietario del Domaine de Certes. Desarrolló la piscicultura y la silvicultura. Legó el producto de la venta de la totalidad de sus bienes a la ciudad de Audenge para que se destinara a la educación pública de niños y niñas, así como al mantenimiento de la guardería y escuela infantil. A principios del siglo XX y para honrar su memoria, el ayuntamiento decidió que Les Places se llamaría en lo sucesivo Avenue Ernest de Boissière.
Villa Isabelle – 1905
Isabelle, era el nombre de la hija de Charles Belin, farmacéutico bordelés propietario de la villa. Su esposa, Marie Dupin, había heredado el lugar donde fue construida la vivienda. Su hija, Isabelle Belin, había nacido en Audenge en 1890.
La Villa Isabelle es una “arcachonnaise”, es decir una casa construida según el estilo arquitectónico que se desarrolló en el Bassin a partir de la década de 1860. Los motivos de decoración, de cerámica, y el gran tejado en voladizo son característicos de este estilo. La Villa Isabelle, propiedad municipal desde el 27 de marzo de 1985, alberga hoy en día un museo gestionado por la Amicale des Anciens Combattants d’Audenge. El Museo de los Excombatientes expone archivos y colecciones referentes a la guerra de 1870, la Primera Guerra Mundial de 1914-1918, la Segunda Guerrea Mundial de 1939-1945, y las de Indochina, África del Norte, así como sobre las OPEX (operaciones militares de ultramar de Francia).
Iglesia Saint-Paul – 1880
El 18 de febrero de 1872, el alcalde Jacques “Chéri” Duvigneau y su consejo municipal decidieron construir una nueva iglesia. Las obras comenzaron en 1878. El contratista fue Pierre Lafon de Salles y el arquitecto Jean-Jules Mondet, de Burdeos. La ubicación de la nueva iglesia no se eligió al azar. El alcalde, Jacques Chéri Duvigneau, quería crear un centro urbano equidistante de Le Bourg y de Certes.
Típica de la arquitectura religiosa del siglo XIX, la iglesia Saint-Paul tiene una longitud de 32 metros por 15 de ancho. Su campanario, con una altura de 35 metros, alberga 2 campanas datadas de 1817 y 1869. En la entrada figura un bajorrelieve titulado “La tempête apaisée” (“La tempestad apaciguada”), obra de Claude Bouscau, nacido en Arcachon y cuyos antepasados eran de Auden, laureado con el Gran Premio de Roma de escultura en 1935. Las numerosas vidrieras son obra de Henri Feur, pintor y vidriero bordelés.
De noche, sus colores se reflejan al exterior.
La estatua de San Yves
La estatua de San Yves, santo patrón de marineros y abogados, que se encuentra en la iglesia data del siglo XVII. Patrón así mismo del municipio de Audenge, Yves es considerado un santo sanador. El 19 de mayo, día de su onomástica, muchos peregrinos acudían y acuden aún hoy en día para frotar con un paño la estatua en el lugar dolorido o enfermo y aplicarlo seguidamente en el cuerpo del enfermo. Este fervor religioso hacia un santo sanador es único en la bahía de Arcachon. Todos los años, en mayo, se celebra en Audenge una gran fiesta en su honor.
Halle – 2017
Desde 1932 existe aquí un mercado. A los vendedores ambulantes así como a los feriantes se les concedió licencia para instalarse temporalmente en Audenge y vender sus mercancías. En 1936, se les permitió instalarse el segundo y tercer martes de cada mes en las Allées de Boissière, cerca de la Villa Isabelle. Tres años más tarde, los emplazamientos fueron definidos y atribuidos en la Rue de l’église, dando así origen al mercado municipal. La Halle fue construida en 2017.
El mercado se celebra todos los martes del mes entre las 8 a las 13 horas.
El ayuntamiento – 1880 / 1917 / 1972
Antes de que se construyera el ayuntamiento en 1880, el consejo municipal se reunía en una pequeña casa comunal levantada a mediados del siglo XIX. En 1878, Jacques “Chéri” Duvigneau, entonces alcalde de Audenge, decidió crear un centro urbano. El primer paso consistió en edificar el ayuntamiento, diversas otras etapas viniendo a continuación.
Así, en 1897, el arquitecto bordelés Gustave Alaux realizó un complejo inmobiliario que reunía el ayuntamiento, la escuela, el juzgado de paz y las viviendas del maestro. En 1913, se decidió modificar el ayuntamiento, pero las autoridades municipales sólo pudieron tomar posesión de los locales en 1917. El arquitecto de Arcachon Marcel Ormières proyectó ampliaciones para las escuelas. Añadió 2 comedores, 1 cocina y 2 pisos en el piso superior para dos parejas de profesores. El 18 de diciembre de 1968, el ayuntamiento fue parcialmente destruido por un incendio y reconstruido en 1972 según los planos de Marcel Ormières.
Plaza des frères Duvigneau – Principios del siglo XX
Monumento a Ernest Valeton de Boissière – 1912
Monumentos a los caídos – 1921
Armand Duvigneau, alcalde de Audenge, decidió crear un jardín público que uniera las Allées de Boissière con el Boulevard Gambetta. El arquitecto Marcel Ormières proyectó los planos. En aquella época, el sitio estaba rodeado por un muro bajo adornado con magníficas rejas de hierro forjado.
En 1912, el ayuntamiento decidió erigir un monumento a la memoria de Ernest Valeton de Boissière (1811-1894), benefactor de la ciudad. Marcel Ormières diseñó el monumento cuyo busto fue realizado por el escultor Achard, galardonado con una medalla de tercera clase en el Salón de Artistas Franceses de 1903.
El 8 de junio de 1919, el Ayuntamiento dispuso construir un monumento en honor de los soldados de Audenge caídos en la guerra de 1914-1918. Marcel Ormières diseñó un conjunto escultórico de grandes dimensiones (4 m 30 por 4 m y 7,20 m de altura) en el que pueden verse dos figuras: una, de 2,10 m de altura que representa a un soldado agonizante defendiendo la bandera francesa, y la otra, una Victoria alada, de 1,90 m de altura, que porta una corona de roble y laurel al soldado. El laurel simboliza la inmortalidad y las virtudes militares; el roble la fuerza y las virtudes cívicas. El jardín público lleva actualmente el nombre de plaza de los hermanos Duvigneau, alcaldes de Audenge entre 1871 y 1922.
Antigua estación – 1884
Fue inaugurada el domingo 6 de enero de 1884, durante la ceremonia de apertura del tramo entre Facture y Arès. Se trata de una estación de primera clase que consta de un edificio central de 72 m2 con una planta. En el interior, hay 1 vestíbulo, 2 oficinas y el alojamiento del jefe de estación. La sala de espera y el desván se encuentran en un anexo de 32 m2. El andén de mercancías estaba flanqueado por un vestíbulo de 54 m2. Un pequeño edificio albergaba la sala de lámparas (donde se guardaban lámparas y linternas) y los aseos. A partir del verano de 1905, se pusieron en servicio trenes “de placer” para los turistas.
La línea ferroviaria entre Facture y Biganos fue cerrada al tráfico de pasajeros en 1971. En 1978 se interrumpió el tráfico de mercancías.
Escuelas de Audenge
Audenge tenía una escuela que resultó ser demasiado pequeña. En 1842, Ernest Valeton de Boissières, propietario del Domaine de Certes, compró una casa de salinero para acoger en ella a niños pequeños. En 1880, hizo derribar otra casa de salinero para construir una guardería y a la vez escuela infantil, que sufragó él mismo y que tenía capacidad para 80 alumnos, niños y niñas. En una de sus parcelas, construyó un comedor de 100 m2 que, los mediodías, servía de comer gratuitamente a los alumnos. Entre 1880 y 1883 fue edificada una nueva escuela, que disponía de cuatro aulas y formaba parte de un complejo inmobiliario junto con el ayuntamiento y el edificio del juzgado de paz. En 1912, Armand Duvigneau, alcalde de Audenge, mandó construir un gran edificio escolar que actualmente alberga la mediateca.